viernes, 11 de enero de 2008

"American Gangster", de Ridley Scott

Confieso que había borrado de mi cabeza que esta película era de Ridley Scott. Me ha alegrado que el director de una de mis películas favoritas, 'Alien, el 8º pasajero', haya hecho de nuevo una buena película después de tantas y tantas mediocridades. Porque sí, 'American Gangster' es una gran película: un argumento excelente, un guión que, aún siendo de manual, es correcto -y no es de Ridley-, una interpretación notable –Denzel Washington y Russell Crowe sobresalen- y una dirección, aquí si que brilla Ridley, brillante.

Es una película vibrante y emocionante. Te tiene pegado a la butaca, sin poder quitar ojo a cada secuencia, a cada plano. Desde el inicio, muy sutilmente, te va dejando anzuelos y tú vas picando y picando, hambriento, queriendo saber más, conocer más, meterte más en la pantalla. Por ejemplo: la escena del funeral del mafioso del que había sido chófer Frank Lucas (Denzel Washington), cuando éste hace labores de sirviente –pone un posavasos, busca un mechero…- para los mismos tíos que le debían dinero a su jefe.

'American Gangster' nace de una elipsis brutal –la vida de Frank Lucas como chófer de este mafioso neoyorquino-, que no estaría mal verla hecha película algún día. Esto provoca que cuando tú empiezas a ver la película, tienes la sensación de que te unes a algo que ya estaba pasando. Las referencias a los hechos pasados son mínimas, pero suficientes como para comprender el empeño con que Denzel Washington quiere ocupar el puesto de su jefe.

El ritmo de la película es vertiginoso y no deja que te escapes en ningún momento. Es cierto, huele a Hollywood por los cuatro costados, pero… Huele a lo mejor que sabe hacer Hollywood: ponerte a vibrar en la butaca, bien agarrado a los reposabrazos y con los ojos desorbitados. Sí, es cierto, los personajes se comportan con relación a clichés y tópicos clásicos. Incluso habría que decir que la profundidad que tienen no es sino la que cada espectador fabrica en su mente a base de recuerdos de otros personajes similares. ¿No es Russell Crowe una mezcla entre el Mel Gibson de 'Arma Letal', el Bruce Willis de 'Luz de Luna' y el Brad Pitt de 'Seven'?

Está claro: yo hubiera preferido lo mismo, pero más real. Es decir, un policía que no esté a punto de divorciarse y que no se folle a todo quisqui: desde su abogada a una azafata que pasaba por allí, justo el día en que venían de servicios sociales para examinarle y decidir si podían darle la tutela de su hijo. En ese sentido, la película te avasalla, no te deja respirar. Pero, ¿no será ahí donde mantiene su gancho?

En todo caso, para mí lo mejor de la película es como te lleva al terrorífico mundo de la corrupción donde todos sacan tajada a costa del que tienen por debajo. Y no sólo eso, sino que te lo revela de una forma totalmente verosímil, entresijo a entresijo. Da miedo y es tan real como la vida misma. Y nosotros escribiendo de Pakistan, eh, Raquel?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Solamente quiero decir una cosa, aparte de que sí, la peli es un impecable retrato del heredero de Bumpy. Hubo una escena con más carga explosiva/química que ninguna y está protagonizada por la mujer del poli-boy scout, cuando en los juzgados se pone histérica y bla, bla, bla. Oscar a la Mejor Actriz de Reparto, please! La tía es un huracán y rentabiliza su papel con tan sólo cinco líneas de diálogo! Ese guión es más violento que todas las imágenes del filme.

mar dijo...

El esqueleto argumental reproduce el archiconocido sueño americano que Hollywood tan bien y tan repetidamente recrea. Viendo el ascenso imparable de Frank Lucas de chófer a gangster supremo me fue imposible no pensar en Barack Obama y su carrera meteórica a la Casa Blanca.

Los personajes me parecieron más clichés que reales pero, dicho esto, coincido con Jesús Miguel en que está brillantemente dirigida y que me atrapó en la butaca -y en algunos momentos me obligó a taparme los ojos y mirar entre los dedos.

Está plagada de escenas buenísimas, como las ya citadas y también la conversación tensa entre los dos protagonistas, la reunión familiar en el bar antes de vaciar el bote de azúcar y salir disparado y los paseos impresionantes por las calles de compraventa de heroína durante la década de los 70.

En clave de género, la mujer es representada una vez más como el origen de la perdición del hombre... Y van ya 2.008 años de moral cristiana inyectada en vena...